Adultos

Son muchas las situaciones que puede pasar una persona adulta (joven o avanzada en edad) que la convoca a solicitar ayuda terapéutica, esa escucha profesional que resignifica las problemáticas y que conduce a encontrar las herramientas afectivas necesarias para transitarlas y resorverlas. 

Duelos por pérdidas importantes, separaciones, dificultades para encontrar trabajo o desmotivaciones en el mismo, desencuentros familiares, enfermedades somáticas, rupturas o conflictos amorosos, ansiedad, tristeza, dificultades para estudiar o avanzar en las carreras profesionales, angustia, crisis por desarraigos o mudanzas, incomprensión, necesidad de tomar otro rumbo… y la lista se hace más que extensa, teniendo en cuenta las particularidades de cada motivo de consulta, ya que cada vida es una historia significativa y única. 

Existe una gran confusión o preconceptos acerca de la necesidad de hacer un proceso psicoterapéutico. No es necesario tener un trastorno grave. Por lo general, las personas que acuden a la consulta son las que están transitando por una etapa que les angustia o que se vuelve repetitiva y les genera sufrimiento, o que necesitan tomar una decisión importante y ponen a consideración buscar el acompañamiento profesional para hacerlo.

Un proceso psicoanalítico, profundo, conlleva un cambio enriquecedor en la vida de una persona, ya que beneficia encontrarse con lo positivo, aumenta  las posibilidades de enfrentarse con mayor éxito a las situaciones difíciles, fortalece los aspectos que orientan a transitar por caminos favorables, y apunta a mejorar las emociones,  ya que resignifica los conflictos mediante el análisis, de la mano de un vínculo de confianza y afectivo entre terapeuta y paciente.