
Niños
Deseamos que la infancia sea una etapa feliz y muchos padres se esfuerzan para que sus hijos transiten el desarrollo sin inconvenientes. No obstante, el crecimiento siempre conlleva obstáculos y algunos de ellos se desencadenan en síntomas o problemáticas que requieren intervenciones terapéuticas.
Algunas cuestiones relacionadas al desarrollo de la primera infancia, como el destete, el proceso de separación con los papás, el ingreso al jardín maternal, el control de esfínteres, el desapego a la mamadera o el chupete, el colecho, los berrinches y el acatamiento de límites, los hábitos de sueño y alimentación, el desarrollo del lenguaje, las cuestiones edípicas, el desarrollo sexual, suelen presentar manifestaciones problemáticas. Los papás, a veces molestos o fatigados en sus intervenciones diarias, necesitan la ayuda y el acompañamiento terapéutico. El mismo apunta a revisar las situaciones cotidianas que conducen al estancamiento del desarrollo. Revisar los propios conflictos y los deseos y expectativas como padres, alivia y mejora la situación de los hijos y el vínculo con ellos.

Con el desarrollo y la inclusión social y escolar, pueden aparecer otras cuestiones preocupantes: la apatía, la dificultad de establecer relaciones con sus pares, el bajo rendimiento académico, los problemas para aprender a leer y escribir o a hacer cálculos matemáticos, problemas de conducta, aislamiento, enfermedades somáticas… y la lista se amplía teniendo en cuenta las particularidades de cada niño y familia, las que que a veces deben elaborar duelos por muertes, separaciones u otras pérdidas importantes.
El análisis de niños implica realizar un vínculo afectivo importante entre paciente y terapeuta, vínculo que se hace extensivo a los padres, ya que los mismos son muy importantes para un buen tratamiento de su hijo. El terapeuta trabaja intensamente con los papás, orientando, conteniendo, resignificando las conflictivas, que no son exclusivas del niño. El mismo es la punta de un icerberg que delata una conflictiva familiar, que hay que comprender y acompañar.
En muchas ocasiones los padres sienten culpa por las dificultades que presenta su hijo. El terapeuta ayudará a resignificar la problemática y alejarse de la culpabilidad, que nunca ayuda a la resolución.
Comprender la situación está lejos de buscar ocasionantes o detonantes de las conflictivas.
El proceso terapéutico se orienta a realizar intervenciones que brinde herramientas afectivas, fortalezca al niño y a la familia y los ayude a tomar conocimiento de lo que está sucediendo.
Que los padres estén separados, o que haya ausencia de uno de ellos, no imposibilita el análisis de los niños. Sólo tiene que haber un adulto que esté atento al sufrimiento del niño y que tome la iniciativa y responsabilidad de acompañarlo en el proceso terapéutico.
El tratamiento de niños se basa esencialmente en la hora de juego, técnica que posibilita que el niño»hable y relate» sobre sus conflictivas y el terapeuta pueda realizar las intervenciones e interpretaciones acordes a las necesidades de este tipo de pacientes.
Se trabaja paralelamente con entrevistas con padres, los que suelen acompañar en algunas sesiones a los niños. Esto posibilita comprender la forma en cómo se relacionan y el tipo de vínculos que establecen. Es muy importante hacer intervenciones sobre estas cuestiones.
El tratamiento se plantea de acuerdo a las particularidades de cada caso. En algunos, en donde las dificultades son manifestadas en el ámbito escolar, también se requieren entrevistas con los docentes y el equipo directivo, para realizar las intervenciones pertinentes.
Importante y a tener en cuenta
Algunos padres desestiman considerar que su hijo pequeño realice un tratamiento psicoterapéutico. ¡Es muy pequeño para eso!- dicen o -¡Ya se le va a pasar!
Es comprensible este tipo de razonamiento, porque muchas veces, se siente incómodo y doloroso tener que recurrir a un profesional y confiar en su acompañamiento y ayuda. Pero también es un error pensar que al niño, porque es pequeño, se le va a «pasar solo» el síntoma importante que presenta. Las conflictivas no elaboradas «no se pasan». Se camuflan o disfrazan y forman parte de otros complejos sintomatológicos, que en la mayoría de los casos suelen ser más significativos.
Mientras más pequeño es el niño o más temprano se comience a trabajar sobre las conflictivas que presenta, son mayores las posibilidades de elaboración y mejor es el pronóstico de su evolución.
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